La foto puede diferir del Ferretero que pagó el velorio.
domingo, 23 de septiembre de 2007
La teta.
Aún conservaba la frescura propia de la juventud, con sus 15 años gastados, dos hijos y la cabeza arruinada por el pegamento, Joana salía de la casilla de Villa Banana con su prole a cuesta. Rubia, por la burla de algún gen de uno de sus ascendientes germánicos que emigró a Misiones varios siglos atrás, flaca y sin pareja estable enfrenta el día nuevo, que empezó alrededor del mediodía, cuando su hijo mas chico se prendió solo de la teta materna tatuada por instinto. Tratando de hilvanar pensamientos se encamino por entre los pasillos para el Distrito, donde dan los Ticket. Sabía que si se dejaba tocar un poco por el despachante de la ferretería le cambiaría los tickets por Poxirran. De todos modos, ella no sabía si el niño que la despertaba todas las mañanas chupándole la teta no era hijo del despachante, es que algunas veces el precio del pegamento era un poco mas elevado que un toqueteo, y después de todo ¿si era del despachante o de un pariente que dormía en su misma casilla que diferencia había?. $50 en cuasi moneda: 1 sachet de leche, 1Kg de pan, 2 cervezas, 1 atado de cigarrillos y la latita de Poxirran, que delicia. Su primer hijo nació cuando tenia 12 años, justo 9 meses después que descubriera que podían penetrarla, inclusive con el consentimiento de su padre. Luego con el tiempo empezó a encontrar algún placer en tener un hombre encima, penetrándola, generalmente alcoholizado. Llegó al Distrito sobre avenida Pte. Perón justo a la hora del cierre. Ya casi no quedaba nadie por cobrar, desde las 8:00 incesantemente llegaban personas a engrosar la fila del medigadero oficial. Joana cobró sin problemas. Regreso a su casilla, su prioridad era una jalada a la bolsita, esperando encontrar ese minuto de satisfacción que gozaría antes del profundo dolor de cabeza que sólo otra jalada borraría. Pero esta vez no llegó, fue asaltada justo en la puerta de la casa. Ella y su hijo más pequeño murieron a causa de las puñaladas recibidas por un vecino. El hijo mayor se convirtió en su testamento viviente. Los velorios corrieron por cuenta del despachante de la ferretería, todo un caballero
miércoles, 19 de septiembre de 2007
La triste historia de Román Basualdo
Una infusión tan cruel como es el Mate Amargo le traería problemas, lo sabía él y su entorno lo disimulaba bastante bien. Nunca nadie le dijo: -“Román, pará con el mate.” Aunque hubiera sido en vano, él era adicto ya. No concebía otra forma de pasar el tiempo que no fuera con una bombilla en la boca, con el sabor amargo que solamente conocen los que en esa adicción han caído. Román Basualdo, su primer actividad matinal, aún antes de ir al baño: poner la pava al fuego, y de allí casi nunca la dejaba enfriar. Llegó a consumir 2 kilos diarios antes de que el colon le estallara, pero hasta ese mismo día, el médico forense lo encontró con la bombilla en la boca.
martes, 18 de septiembre de 2007
El Flagelo
La situación social de la Argentina tiene un termómetro, que aunque muchas veces desvaríe (propio de los años que posee) mide la temperatura de la sociedad con suma perfección: la Sra. Mirta Legrand. Desconozco que nivel de rating alcanzará por los mediodías actualmente pero desde que tengo uso de razón la insoportable mujer, que hace mucho más de una década es septuagenaria, nos trae a la mesa los temas de actualidad.
Me encontraba compartiendo la mesa de mis padres cuando de pronto la Señora de los mediodias en laTV, hablando con el Ministro de Salud de la Nación sobre el flagelo de la nueva droga llamada “Paco” y los daños provocados por su consumo en la juventud, dijo, muy suelta de cascos: “...además hay que hacer algo, porque ya no sólo se consume en las clases bajas.” mientras movía la cabeza de un lado a otro como si estaría lanzando al mundo un verdad irrefutable. Me atraganté con la milanesa y empecé a putear como loco ante la atenta mirada de mis progenitores y hermanas. Entonces, antes de darles la oportunidad de preguntarme por qué rompía yo el santo momento de la mesa familiar les explique: “esa mujer acaba de decir, con otras palabras, que antes se morían solamente los negritos pobres, y ahora, que se mueren chicos de mayor poder adquisitivo, había que tomar medidas.”, pero lo mejor vino cuando hube cesado en mis blasfemias y los argumentos a mi familia de porque las profería, volviendo a prestar atención a la “caja boba” estaba la Señora, como si no hubiera dicho nada dialogando ahora con el recién electo Gobernador de Chubut, Mario Das Neves, Mirta en poder de la palabra le decía a un atónito Das Neves: “...que terrible. Si yo fuera presidente las dos medidas más importantes que tomaría serían sobre la Inseguridad y el Paco.” En ese momento esperaba que los funcionarios allí presentes les dieran a entender a ésta mujer está más cerca del arpa que de la banda presidencial. Muy por el contrario, éstos ponían cara de circunstancia. La falta de sensibilidad social junto a falta absoluta de buen gusto reinaban ese mediodía en esa mesa tan lejana y, lamentablemente, tan cercana, ya que todos los mediodías aunque se haga el programa en la ciudad de La Plata queda a tiro de control remoto de la mayoría de los hogares de la Argentina. Por otro lado, no sé si serán de este tenor todos los coloquios que en ciclo que conduce esta Señora se mantiene, puesto que por cuestiones laborales no tengo la oportunidad de presenciar esta aberración televisiva durante el período suficiente cómo para arrojar un resultado definitivo, pero, Sra. Mirta, esos funcionarios que estaban compartiendo con Usted la mesa, debieron haber hecho algo mucho antes, no sólo con respecto al consumo de Paco, sino antes de que esas clases bajas hubieran llegado a ser bajas.
El Pueblo argentino debería demostrarle a esta mujer que además de saber elegir Gobernantes y Legisladores puede elegir no mirar los programas resultantes de una mujer que no conoce al Pueblo.
Sra. Legrand, el Pueblo conoció el problema cuando se le morían vecinos o familiares que deambulaban como muertos vivos en busca de alivio a la vida horrible que le esperaba cuando pase el efecto de la droga que irremediablemente lo mataría, gracias a la inacción de los funcionarios que comparten su mesa, y eso fue mucho antes de que Ud. descubra que esa droga llamada Paco ya no sólo era consumida por la clase baja, puesto que esta clase es, aproximadamente, la mitad de éste País en que, desgraciadamente, también vive Usted.
Me encontraba compartiendo la mesa de mis padres cuando de pronto la Señora de los mediodias en laTV, hablando con el Ministro de Salud de la Nación sobre el flagelo de la nueva droga llamada “Paco” y los daños provocados por su consumo en la juventud, dijo, muy suelta de cascos: “...además hay que hacer algo, porque ya no sólo se consume en las clases bajas.” mientras movía la cabeza de un lado a otro como si estaría lanzando al mundo un verdad irrefutable. Me atraganté con la milanesa y empecé a putear como loco ante la atenta mirada de mis progenitores y hermanas. Entonces, antes de darles la oportunidad de preguntarme por qué rompía yo el santo momento de la mesa familiar les explique: “esa mujer acaba de decir, con otras palabras, que antes se morían solamente los negritos pobres, y ahora, que se mueren chicos de mayor poder adquisitivo, había que tomar medidas.”, pero lo mejor vino cuando hube cesado en mis blasfemias y los argumentos a mi familia de porque las profería, volviendo a prestar atención a la “caja boba” estaba la Señora, como si no hubiera dicho nada dialogando ahora con el recién electo Gobernador de Chubut, Mario Das Neves, Mirta en poder de la palabra le decía a un atónito Das Neves: “...que terrible. Si yo fuera presidente las dos medidas más importantes que tomaría serían sobre la Inseguridad y el Paco.” En ese momento esperaba que los funcionarios allí presentes les dieran a entender a ésta mujer está más cerca del arpa que de la banda presidencial. Muy por el contrario, éstos ponían cara de circunstancia. La falta de sensibilidad social junto a falta absoluta de buen gusto reinaban ese mediodía en esa mesa tan lejana y, lamentablemente, tan cercana, ya que todos los mediodías aunque se haga el programa en la ciudad de La Plata queda a tiro de control remoto de la mayoría de los hogares de la Argentina. Por otro lado, no sé si serán de este tenor todos los coloquios que en ciclo que conduce esta Señora se mantiene, puesto que por cuestiones laborales no tengo la oportunidad de presenciar esta aberración televisiva durante el período suficiente cómo para arrojar un resultado definitivo, pero, Sra. Mirta, esos funcionarios que estaban compartiendo con Usted la mesa, debieron haber hecho algo mucho antes, no sólo con respecto al consumo de Paco, sino antes de que esas clases bajas hubieran llegado a ser bajas.
El Pueblo argentino debería demostrarle a esta mujer que además de saber elegir Gobernantes y Legisladores puede elegir no mirar los programas resultantes de una mujer que no conoce al Pueblo.
Sra. Legrand, el Pueblo conoció el problema cuando se le morían vecinos o familiares que deambulaban como muertos vivos en busca de alivio a la vida horrible que le esperaba cuando pase el efecto de la droga que irremediablemente lo mataría, gracias a la inacción de los funcionarios que comparten su mesa, y eso fue mucho antes de que Ud. descubra que esa droga llamada Paco ya no sólo era consumida por la clase baja, puesto que esta clase es, aproximadamente, la mitad de éste País en que, desgraciadamente, también vive Usted.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Vuelta a casa
Sólo y otra vez sin nada emprendí el siempre difícil retorno a casa. Los martes por la noche la ciudad de Rosario se convierte en un desierto, que incluye los colectivos que se hacen notar por su ausencia en horas de la madrugada. Justo este momento me encontraba sentado en un umbral a las 2:30, sumido en razonamientos tales como “que distinto es esto de día” o “¿por qué las Trillizas de Oro no se dedicaron al cine erótico?” cuando decidí abandonar mi postura pasiva ante el mundo. Levantarme y andar, como Jesús le dijo al muerto, sería mejor que seguir esperando que pase un puto colectivo en esta ciudad de mierda. Mi viejo me decía siempre que no estuviera al pedo, que uno empieza a pensar boludeces, pobre, así terminó. Pero en el caso en que me encontraba tenía razón, prueba de ello son los pensamientos que describí líneas arriba, aunque bien vale decir que esos fueron los pensamientos confesables y cabe aclarar que estos, en las condiciones que me encontraba, generalmente son los menos.
Debo reconocer que caminar por un ciudad dormida y desierta posee un atractivo que no incluyen los paquetes turísticos. Se puede observar la perfecta línea recta que marca el cordón de la calle, la curvatura que la carpeta asfáltica tiene para que agua drene hacia los laterales los días de lluvia, y sobre todo la sensación de sentirse el último mortal sobre la tierra, al menos el último en dormirse. Y así me encontraba caminando, silbando el tango “Soledad” (...en la plateada esfera del reloj / las horas que agonizan / se niegan a bajar...) pensando en tener que levantarme para ir a trabajar dentro de tres horas mientras cada 10 pasos contemplaba hacia mi pretérito con la vaga esperanza de ver algún puto colectivo que me acerque hasta mi cama. En esta situación el odio hacia los empresarios de transporte lo mantiene a uno en una extraña vigilia que elimina el sueño y poco a poco las maldiciones van reemplazando el silbido, ya eran las 4:00, dos horas se me separaban del timbre del despertador. Caminando y maldiciendo me acerqué bastante a la mullida meta, bastante como para desistir de la idea de abordar una unidad de transporte urbano de pasajeros, un Bondi. Pero justo ahí algo dobló en la esquina algo que se parecía a un colectivo pero se veía como borroso, difuso. Cesé mi marcha maldiciente (por lo general cuando aparece el colectivo uno se olvida de llevar adelante todos los reclamos en la oficina de defensa al consumidor, juicios a la empresa, atentados y demás males que prometió durante la espera) y me dispuse a esperar que la unidad se acerque. “Que raro – pensaba yo – ¿si por Rodríguez no dobla ninguno?”. Parecía broma, a medida que se acercaba más confusa era la imagen. Pensaba yo que debía ser algún chofer que por medias de seguridad cambió el recorrido por uno que a él se le antojó en ese momento, práctica más común de lo que debería ser para mi gusto. No era el 141, ni el 148. En el letrero indicador sólo se adivinaba un color borravino, un rojo opaco, pero a la distancia no alcanzaba a distinguir más que la forma colectivoide de ese objeto que se acercaba a una velocidad inquietante, lenta. Ya n la esquina, me absorbió la inquietud, todo rastro de raciocinio desapareció cuando lo tuve delante mío: un colectivo íntegramente blanco con una especie de fuego opaco que brotaba de todo su contorno, el chofer: un bigotudo con gorrita de cuero, característico de tres décadas atrás, una reliquia, y todo el interior del bondi, incluido el bigotudo y los tres pasajeros exhibían una ausencia total de color, estaban en el mas riguroso blanco y negro que ni el mejor de los TV de alta definición pudiera reproducir, era un blanco y negro real y palpable.
Los misterios son misteriosos cuando uno no los presencia, una historia es misteriosa cuando alguien la relata, pero una vez en presencia de estos pasan a formar parte del paisaje cotidiano. Pensándolo desde este momento no entiendo porque no salí corriendo como un desaforado, no obstante le hice seña. El colectivo se detuvo, pero fue imperceptible la diferencia entre la marcha lentísima y la inmovilidad. Subí y todos me miraron, el Bigotudo, como disimulando, cortó un boleto y lo extendió en su mano gris. Tomé el boleto y me senté en el primer asiento de la izquierda, del lado que están los asientos simples. Yo conservaba mis colores naturales, pero el boleto entre mis dedos era del mismo gris que todo lo que me rodeaba dentro del coche del Bigotudo, que a esta altura me venía relojeando por el espejo. Gire la cabeza bruscamente y los tres pasajeros también estaban pendientes de mis movimientos, pero al instante disimularon: uno le daba cuerda al reloj, otro abrió un libro que llevaba consigo en cualquier parte y el tercero se hizo el dormido. El colectivo, por mas extraño que fuera, me acercaba hacia mi casa con la mismo exasperante lentitud que traía desde que dobló por Urquiza en Rodríguez. Al llegar a Vera Mújica doblo hacia el norte, me acerqué al Chofer de pelo en cara y lo inquirí: “¿Hasta donde va por Vera Mújica?“ y este haciendo el distraído respondió :”Vuelvo al centro, por Catamarca”. Ahí comprendí todo: calle Catamarca cambió de sentido hace 20 años, lo que abordé esa noche fue un pedazo de historia. Me baje y me volví caminando a mi casa. A esa altura tuve que ir a laburar sin dormir.
Debo reconocer que caminar por un ciudad dormida y desierta posee un atractivo que no incluyen los paquetes turísticos. Se puede observar la perfecta línea recta que marca el cordón de la calle, la curvatura que la carpeta asfáltica tiene para que agua drene hacia los laterales los días de lluvia, y sobre todo la sensación de sentirse el último mortal sobre la tierra, al menos el último en dormirse. Y así me encontraba caminando, silbando el tango “Soledad” (...en la plateada esfera del reloj / las horas que agonizan / se niegan a bajar...) pensando en tener que levantarme para ir a trabajar dentro de tres horas mientras cada 10 pasos contemplaba hacia mi pretérito con la vaga esperanza de ver algún puto colectivo que me acerque hasta mi cama. En esta situación el odio hacia los empresarios de transporte lo mantiene a uno en una extraña vigilia que elimina el sueño y poco a poco las maldiciones van reemplazando el silbido, ya eran las 4:00, dos horas se me separaban del timbre del despertador. Caminando y maldiciendo me acerqué bastante a la mullida meta, bastante como para desistir de la idea de abordar una unidad de transporte urbano de pasajeros, un Bondi. Pero justo ahí algo dobló en la esquina algo que se parecía a un colectivo pero se veía como borroso, difuso. Cesé mi marcha maldiciente (por lo general cuando aparece el colectivo uno se olvida de llevar adelante todos los reclamos en la oficina de defensa al consumidor, juicios a la empresa, atentados y demás males que prometió durante la espera) y me dispuse a esperar que la unidad se acerque. “Que raro – pensaba yo – ¿si por Rodríguez no dobla ninguno?”. Parecía broma, a medida que se acercaba más confusa era la imagen. Pensaba yo que debía ser algún chofer que por medias de seguridad cambió el recorrido por uno que a él se le antojó en ese momento, práctica más común de lo que debería ser para mi gusto. No era el 141, ni el 148. En el letrero indicador sólo se adivinaba un color borravino, un rojo opaco, pero a la distancia no alcanzaba a distinguir más que la forma colectivoide de ese objeto que se acercaba a una velocidad inquietante, lenta. Ya n la esquina, me absorbió la inquietud, todo rastro de raciocinio desapareció cuando lo tuve delante mío: un colectivo íntegramente blanco con una especie de fuego opaco que brotaba de todo su contorno, el chofer: un bigotudo con gorrita de cuero, característico de tres décadas atrás, una reliquia, y todo el interior del bondi, incluido el bigotudo y los tres pasajeros exhibían una ausencia total de color, estaban en el mas riguroso blanco y negro que ni el mejor de los TV de alta definición pudiera reproducir, era un blanco y negro real y palpable.
Los misterios son misteriosos cuando uno no los presencia, una historia es misteriosa cuando alguien la relata, pero una vez en presencia de estos pasan a formar parte del paisaje cotidiano. Pensándolo desde este momento no entiendo porque no salí corriendo como un desaforado, no obstante le hice seña. El colectivo se detuvo, pero fue imperceptible la diferencia entre la marcha lentísima y la inmovilidad. Subí y todos me miraron, el Bigotudo, como disimulando, cortó un boleto y lo extendió en su mano gris. Tomé el boleto y me senté en el primer asiento de la izquierda, del lado que están los asientos simples. Yo conservaba mis colores naturales, pero el boleto entre mis dedos era del mismo gris que todo lo que me rodeaba dentro del coche del Bigotudo, que a esta altura me venía relojeando por el espejo. Gire la cabeza bruscamente y los tres pasajeros también estaban pendientes de mis movimientos, pero al instante disimularon: uno le daba cuerda al reloj, otro abrió un libro que llevaba consigo en cualquier parte y el tercero se hizo el dormido. El colectivo, por mas extraño que fuera, me acercaba hacia mi casa con la mismo exasperante lentitud que traía desde que dobló por Urquiza en Rodríguez. Al llegar a Vera Mújica doblo hacia el norte, me acerqué al Chofer de pelo en cara y lo inquirí: “¿Hasta donde va por Vera Mújica?“ y este haciendo el distraído respondió :”Vuelvo al centro, por Catamarca”. Ahí comprendí todo: calle Catamarca cambió de sentido hace 20 años, lo que abordé esa noche fue un pedazo de historia. Me baje y me volví caminando a mi casa. A esa altura tuve que ir a laburar sin dormir.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
El Mal como forma pura
Quizá sea la más abstracta de las formas de pensamiento: el Mal.
En sí mismo, pensado solo, sin un marco de referencia (“un mal tipo” o “una mala racha” o “el mal tiempo”) el mal es casi imposible de concebir.
Alguien supo explicarme una mañana que el Mal no existe, que es la ausencia del Bien, pero me pareció muy vago o de poco ejercicio mental evaluarlo inexistente. A partir de aquel día quedó en algún lugar de mi inconsciente y en esos momentos libres de la jornada o mientras conciliaba el sueño por las noches me ponía a reflexionar sobre el Mal como sustantivo, en sí mismo, la esencia de su sentido ontológico.
Desde un punto de vista moral, Mal es todo aquello que se opone, se plantea lo que esta bien y el resto es malo, lo amoral, el Mal. Pero no es el lugar donde pueda resolver mi dilema ya que fue previamente necesario pautar, preestablecer que estaba bien. Así que para los moralistas el Mal sólo es un antagónico que invade en la intimidad... una pedorrada de postura.
Desde lo religioso es un poco mas pluralista y varía según la religión. Las monoteístas son las más tajantes en esto: El Cielo o El Infierno. Pero cuidado... el Diablo (léase el Mal) era un Ángel, estaba antes del lado de los buenos, lo que nos indica que el Mal es un derivado o desviación del Bien. Ahora que lo pienso, nada mejor usado que la palabra “desviación” ya que los practicantes tratan de encarríar a los que abandonan la senda.
Los politeístas (me imagino innecesario explicar que es mono y politeísta) son más humanitarios, con dioses que se equivocan y son a la vez traidores y fieles; asesinos y salvadores; vengativos y piadosos. Una misma deidad es capaz de matar a un hijo durante una borrachera y después salvar al mundo sin ningún motivo aparente.
El más claro ejemplo de lo tajante que resultan las religiones monoteístas es el caso de Adán y Eva: cualquier religión politeísta hubiera reincorporado al paraíso a la primer pareja de seres humanos si el motivo de la expulsión fuera el hecho de que un miembro de la pareja en cuestión comió una manzana, o me va a decir Ud. que una manzana puede condenar a la humanidad toda... fuimos condenados y expulsados de la felicidad eterna por, cuanto mucho, $ 0,80... una bagatela.
Desde una óptica política, malos serían todos.
Desde la metafísica me da sueño, así que nunca llegó a desarrollar nada serio antes de quedar dormido.
Por Ejemplo... forma de Mal Puro: recuerdo una película, muy convincente en su trama argumental, que representaba el Mal con la Oscuridad. Hablaba de que el Mal Absoluto reinaría sobre la faz de la tierra y blabla blabla... pero cuando este Mal alcanzaba el dominio la pantalla se ponía negra. Uno imaginaba que la chica y el muchachito morían, pero la muerte no es el Mal, es la continuidad biológica de la materia orgánica.
No consigo hacer otra cosa que explicar lo que no es y estoy empezando a creer que soy filosóficamente vago.
En sí mismo, pensado solo, sin un marco de referencia (“un mal tipo” o “una mala racha” o “el mal tiempo”) el mal es casi imposible de concebir.
Alguien supo explicarme una mañana que el Mal no existe, que es la ausencia del Bien, pero me pareció muy vago o de poco ejercicio mental evaluarlo inexistente. A partir de aquel día quedó en algún lugar de mi inconsciente y en esos momentos libres de la jornada o mientras conciliaba el sueño por las noches me ponía a reflexionar sobre el Mal como sustantivo, en sí mismo, la esencia de su sentido ontológico.
Desde un punto de vista moral, Mal es todo aquello que se opone, se plantea lo que esta bien y el resto es malo, lo amoral, el Mal. Pero no es el lugar donde pueda resolver mi dilema ya que fue previamente necesario pautar, preestablecer que estaba bien. Así que para los moralistas el Mal sólo es un antagónico que invade en la intimidad... una pedorrada de postura.
Desde lo religioso es un poco mas pluralista y varía según la religión. Las monoteístas son las más tajantes en esto: El Cielo o El Infierno. Pero cuidado... el Diablo (léase el Mal) era un Ángel, estaba antes del lado de los buenos, lo que nos indica que el Mal es un derivado o desviación del Bien. Ahora que lo pienso, nada mejor usado que la palabra “desviación” ya que los practicantes tratan de encarríar a los que abandonan la senda.
Los politeístas (me imagino innecesario explicar que es mono y politeísta) son más humanitarios, con dioses que se equivocan y son a la vez traidores y fieles; asesinos y salvadores; vengativos y piadosos. Una misma deidad es capaz de matar a un hijo durante una borrachera y después salvar al mundo sin ningún motivo aparente.
El más claro ejemplo de lo tajante que resultan las religiones monoteístas es el caso de Adán y Eva: cualquier religión politeísta hubiera reincorporado al paraíso a la primer pareja de seres humanos si el motivo de la expulsión fuera el hecho de que un miembro de la pareja en cuestión comió una manzana, o me va a decir Ud. que una manzana puede condenar a la humanidad toda... fuimos condenados y expulsados de la felicidad eterna por, cuanto mucho, $ 0,80... una bagatela.
Desde una óptica política, malos serían todos.
Desde la metafísica me da sueño, así que nunca llegó a desarrollar nada serio antes de quedar dormido.
Por Ejemplo... forma de Mal Puro: recuerdo una película, muy convincente en su trama argumental, que representaba el Mal con la Oscuridad. Hablaba de que el Mal Absoluto reinaría sobre la faz de la tierra y blabla blabla... pero cuando este Mal alcanzaba el dominio la pantalla se ponía negra. Uno imaginaba que la chica y el muchachito morían, pero la muerte no es el Mal, es la continuidad biológica de la materia orgánica.
No consigo hacer otra cosa que explicar lo que no es y estoy empezando a creer que soy filosóficamente vago.
mi casa
Ese olor empezó a cubrir toda la casa
Crecía con la humedad
Brotaba por la juntura de los mosaicos
O de las paredes.
No podía precisar por donde
Pero olía
Al poco tiempo todo apestaba
No pude detenerlo cuando empezó
En mi pieza
Lo atribuía al par de medias sucias
Pensaba que al sacarlas desaparecería
Ja! Que ingenuo
Ya lo sentía cuando entraba
Desde el pasillo
Aunque a veces pensaba que desde la esquina
Olería
Como cadáver
Enterrado...
Húmedo...
Que desesperante recordar eso
Pasé una semana entera rastreando ese olor
Tras los muebles, ¿carne podrida en la heladera?
Ya no me visitaba nadie
¿Sería la yerba en la maceta?
¡Que mierda¡ olía a culo de mono
Bueno ¿qué importa?
Ya me acostumbré
Es terrible la soledad...
Que feo huele.
Crecía con la humedad
Brotaba por la juntura de los mosaicos
O de las paredes.
No podía precisar por donde
Pero olía
Al poco tiempo todo apestaba
No pude detenerlo cuando empezó
En mi pieza
Lo atribuía al par de medias sucias
Pensaba que al sacarlas desaparecería
Ja! Que ingenuo
Ya lo sentía cuando entraba
Desde el pasillo
Aunque a veces pensaba que desde la esquina
Olería
Como cadáver
Enterrado...
Húmedo...
Que desesperante recordar eso
Pasé una semana entera rastreando ese olor
Tras los muebles, ¿carne podrida en la heladera?
Ya no me visitaba nadie
¿Sería la yerba en la maceta?
¡Que mierda¡ olía a culo de mono
Bueno ¿qué importa?
Ya me acostumbré
Es terrible la soledad...
Que feo huele.
Vacio
Si me propondría relatar el día de hoy, o los sucesos que me ocurrieron en su transcurso, quedaría cabalmente demostrado el vacío que atañe a mi vida, lo poco que en ella ocurre: resaca, sabor amargo y boca seca al despertar, reconstrucción de los hechos del día anterior, no pasó nada, empezar a ver como trascurre el tiempo, minuto a minuto. Además, acompaña esta sensación de vacío retrospectivo la seguridad de que si fuera el mismísimo emperador de la China o el más hacendoso investigador científico del mundo, al despertar por las mañanas la idea que de mí tendría sería idéntica, tal vez sin resaca (pues no se puede ser mandatario chino o investigador científico siendo alcohólico (distinto sería si hubiera puesto como ejemplo: presidente de U.S.A. o presidente de facto argentino con ínfulas belicosas)).
He descubierto que la Vida Light me tiene los cojones por el suelo, las pelotas hinchadas.
Esto de vivir en el agnosticismo más profundo, descreído de la posibilidad de existencia de absolutos, infinitos y Dios, idolatrando la posibilidad de que la tecnología cobije todas nuestras necesidades se me ha vuelto insoportable. Me ha llevado al extremo de no amar nada que no sea yo mismo. Me han descubierto muchas mañanas tomando mate mientras escuchaba música electrónica (sí, leyó bien MÚSICA ELECTRÓNICA) ¿qué me cuenta?...¿vio lo que se consigue con perseverancia y dinero?. Lograron que yo... si yo, el poeta enamoradizo, cultor de las músicas más obscuras que venían al mundo, lector de las plumas prohibidas por los poderosos y opresores lea Clarín y escuche música electrónica, esperando que la computadora resuelva todos mis problemas sentimentales y espirituales.
Hay momentos en que envidio sanamente (si es que la envidia sana existe) a los refugiados religiosos, que serían aquellos que, sobrepasados por los acontecimientos, buscan resguardo bajo el ala de Dios ; a los felices monógamos, que más allá de un sistema legal de definir la familia aman realmente 1 (una) mujer ; a los que abrazan ciegamente una causa social o política y no vacilan un solo segundo de sus vidas si es bueno o malo el dogma defienden aún sin fundamento. Cuanto más lo analizo más convencido estoy de que solo ellos consiguen algo similar a la felicidad, y yo permanentemente inquisidor, descreído de todas las convicciones ajenas, haciéndolas ajenas aún cuando fueran mías, no consigo más que un permanente y profundo vacío. Soy como el insecto, que después de revolotear junto a la lámpara que me da la luz para escribir estas líneas se quemó con el foco y ya no vuela. ¿Sentirá dolor este minúsculo organismo? ¿Por qué el dolor es algo ajeno en mí? es parte de eso que fue mío y ya no, ya es distancia.
Es de público conocimiento que los humanos de cultura occidentalóide conocemos las cosas por su opuesto (frio/calor, luz/oscuridad) y yo siempre explicaba que el amor se conoce por el odio, cosa que me provocó varias rupturas sentimentales aunque nadie pudo rebatírmelo. Pero este vacío no encuentra su opuesto en el lleno y es que no existe el lleno espiritual, mismo los Playeros de estaciones de servicio se hacen este planteo metafísico cuando en lugar de saludar nos plantean: -“ ...se lo lleno, Don?”. Que míerda es el lleno que me hizo conocer este vacío? o mejor... ¿cómo conocí el vacío que me mostrará lleno? ¿estaré en la senda de la plenitud? ojo eh...
Demasiadas preguntas y lo único que estoy llenando es el papel. Pero vean Ustedes: el llenar el papel provoca el vacío de la birome... ¡¡¡¡¿habré resuelto así el dilema que me aquejaba?!!!! no lo sé... solamente saco en claro que lo verdaderamente recomendable es escribir un rato... aunque no solucione nada. Muy probable es que me haya convertido en la “Fría Bazofia Humana” que descubrió José Ingenieros en su El Hombre Mediocre cuando habla de lo que resulta del Hombre cuando se apaga el “Ascua Sagrada” y que para mal de males, según asegura José, una vez apagada no vuelve a encenderse...
He descubierto que la Vida Light me tiene los cojones por el suelo, las pelotas hinchadas.
Esto de vivir en el agnosticismo más profundo, descreído de la posibilidad de existencia de absolutos, infinitos y Dios, idolatrando la posibilidad de que la tecnología cobije todas nuestras necesidades se me ha vuelto insoportable. Me ha llevado al extremo de no amar nada que no sea yo mismo. Me han descubierto muchas mañanas tomando mate mientras escuchaba música electrónica (sí, leyó bien MÚSICA ELECTRÓNICA) ¿qué me cuenta?...¿vio lo que se consigue con perseverancia y dinero?. Lograron que yo... si yo, el poeta enamoradizo, cultor de las músicas más obscuras que venían al mundo, lector de las plumas prohibidas por los poderosos y opresores lea Clarín y escuche música electrónica, esperando que la computadora resuelva todos mis problemas sentimentales y espirituales.
Hay momentos en que envidio sanamente (si es que la envidia sana existe) a los refugiados religiosos, que serían aquellos que, sobrepasados por los acontecimientos, buscan resguardo bajo el ala de Dios ; a los felices monógamos, que más allá de un sistema legal de definir la familia aman realmente 1 (una) mujer ; a los que abrazan ciegamente una causa social o política y no vacilan un solo segundo de sus vidas si es bueno o malo el dogma defienden aún sin fundamento. Cuanto más lo analizo más convencido estoy de que solo ellos consiguen algo similar a la felicidad, y yo permanentemente inquisidor, descreído de todas las convicciones ajenas, haciéndolas ajenas aún cuando fueran mías, no consigo más que un permanente y profundo vacío. Soy como el insecto, que después de revolotear junto a la lámpara que me da la luz para escribir estas líneas se quemó con el foco y ya no vuela. ¿Sentirá dolor este minúsculo organismo? ¿Por qué el dolor es algo ajeno en mí? es parte de eso que fue mío y ya no, ya es distancia.
Es de público conocimiento que los humanos de cultura occidentalóide conocemos las cosas por su opuesto (frio/calor, luz/oscuridad) y yo siempre explicaba que el amor se conoce por el odio, cosa que me provocó varias rupturas sentimentales aunque nadie pudo rebatírmelo. Pero este vacío no encuentra su opuesto en el lleno y es que no existe el lleno espiritual, mismo los Playeros de estaciones de servicio se hacen este planteo metafísico cuando en lugar de saludar nos plantean: -“ ...se lo lleno, Don?”. Que míerda es el lleno que me hizo conocer este vacío? o mejor... ¿cómo conocí el vacío que me mostrará lleno? ¿estaré en la senda de la plenitud? ojo eh...
Demasiadas preguntas y lo único que estoy llenando es el papel. Pero vean Ustedes: el llenar el papel provoca el vacío de la birome... ¡¡¡¡¿habré resuelto así el dilema que me aquejaba?!!!! no lo sé... solamente saco en claro que lo verdaderamente recomendable es escribir un rato... aunque no solucione nada. Muy probable es que me haya convertido en la “Fría Bazofia Humana” que descubrió José Ingenieros en su El Hombre Mediocre cuando habla de lo que resulta del Hombre cuando se apaga el “Ascua Sagrada” y que para mal de males, según asegura José, una vez apagada no vuelve a encenderse...
¿rosas?
La primera vez que encontré en un supermercado trapos rejilla rosa no entendí lo terrible que en sí mismo éste hecho significaba. Compre dos. Son tan blancos generalmente.
Sólo la nota en la sección Policiales (“Tres operarios textiles mueren en fatal accidente laboral”) que apareció a la semana de haber comprado estos dos trapos echó luz sobre el asunto.
Yo notaba algo humano en ellos... pero los chinos de la esquina los venden tan baratos que convendría comprar unos más, para tener...uno nunca sabe.
Sólo la nota en la sección Policiales (“Tres operarios textiles mueren en fatal accidente laboral”) que apareció a la semana de haber comprado estos dos trapos echó luz sobre el asunto.
Yo notaba algo humano en ellos... pero los chinos de la esquina los venden tan baratos que convendría comprar unos más, para tener...uno nunca sabe.
el Hombre informado
Hacía un largo tiempo ya que me dedicaba a leer noticias. Alguien me había advertido que esta conducta era una forma de abandonar la realidad, mi vida terminó por volverse insensible a todo aquello que pasa por mi alrededor y no está impreso en papel con formato periodístico.
Un día, leyendo el periódico local, me enteré que había muerto.
Ahora ya no tengo eso que tanto me molestaba, podré dedicarme sólo a leer periódicos.
Un día, leyendo el periódico local, me enteré que había muerto.
Ahora ya no tengo eso que tanto me molestaba, podré dedicarme sólo a leer periódicos.
Breve Fuego
Estoy mirando la mariposa y creo adivinar sus intenciones.
Pretende eclipsar el sol volando hacia él, cubrir la inmensa magnitud solar con su diminuto canuto alado; detenta esa cuota ególatra con la que su magnánima minusculidad consiga obnubilar a toda la humanidad.
Y ahí va... lo logra, lo logró.
Luego, tras una breve demostración ígnea todo volvió a la normalidad.
De la mariposa sólo quedan estas palabras que todos los días ordeno sobre el mismo papel, cómo si fueran sus cenizas.
Pretende eclipsar el sol volando hacia él, cubrir la inmensa magnitud solar con su diminuto canuto alado; detenta esa cuota ególatra con la que su magnánima minusculidad consiga obnubilar a toda la humanidad.
Y ahí va... lo logra, lo logró.
Luego, tras una breve demostración ígnea todo volvió a la normalidad.
De la mariposa sólo quedan estas palabras que todos los días ordeno sobre el mismo papel, cómo si fueran sus cenizas.
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