lunes, 8 de diciembre de 2008

la desconocida perfecta

Dos noches llevo soñándola en forma involuntaria, la misma mujer aparece en forma insistente, forzando la trama del sueño para involucrarse dentro de éste, siempre de forma agradable. No conozco a la mujer fuera del sueño, es decir, deduzco que es una creación inconsciente puesto que su imagen y los recuerdos que consigo arrastrar conmigo del sueño al despertarme no se corresponden con los de ninguna de las mujeres que conozco. Podría intentar describirla: pelo corto, negro, 37 años, 1,70 mts. (+ o -), ojos negros, tez trigueña, piel suave, vestía un jean y una remera azul, casi celeste.
Apareció la primera noche como compañera de estudio, hablábamos en un recreo, era separada creo. Luego me acompañó en todas las disímiles facetas que fue tomando el sueño. En ese despertar no noté lo atraído que me había sentido por esa mujer que desconocía perfectamente, pero cuando en la madrugada siguiente concilié el sueño y atravesé nuevamente el onírico portal estaba ahí esperándome nuevamente. Algo me extrañó. No era normal, al menos en mí, soñar dos noches con una misma persona. Así que al verla tratando de disimular mezclándose con las otras figuras del sueño me acerqué a hablar con ella. La noche anterior no había reparado en la mirada cálida y la voz dulce, ambas características que me atraparon definitivamente. No pude retener los diálogos que mantuvimos en esa oportunidad pero si recuerdo que el sueño entero fue la conversación que mantuvimos. Horas enteras hablamos, cruzando las miradas como caricias, dejando profundos silencios extrañamente cómodos, hasta que un perro ladrando y la claridad del día me sacaron de su lado bruscamente. Intenté volver a tomar contacto con ella induciendo el sueño, pensándola, preguntando las otras figuras indefinidas que aparecen en mis sueños si la habían visto, pero ni siquiera su nombre conocía.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Santos Impermeables




Algunas de las personas que conozco poseen una gran capacidad para mantenerse alejados de la realidad sin consumir ningún tipo de estimulo externo. Días completos pasan pensando en los absurdos problemas que los mantienen embelesados, no permitiendo que lo que los rodea penetre su capa de autismo. Podrían estar en medio de un incendio, sentados en su sillón durante horas mirando con ojos embobados un autito de colección mientras todo a su alrededor arde y la gente corre gritando despavorida. Ellos son Impermeables a lo que los rodea.
Recuerdo, una noche, tras una discusión en un bar con alguien que tendía a cientifizar absolutamente todo, con experimentos estadísticos y formulas matemáticas (del tipo de: dos días de cada cinco el Servicio Meteorológico anuncia Alerta Meteorológico) se propuso confirmar si el comportamiento de los seres puede ser tan ajeno a su entorno, pero él iba más allá en su afirmación, él aseguraba que tales personas poseían una abstracción metafísica que los convertía en seres místicos: él aseguraba que estos podrían cruzar la Av. Circunvalación sin levantar la vista del pavimento y que siempre y cuando estén dentro de ese embobamiento místico los autos no los tocarían.
Me pidió esa noche que lo ayude a conformar una lista con los nombres de las personas portadoras de esta Impermeabilidad Metafísica, argumentando que yo conocía a muchos de ellos, cosa que era cierta. Pero me negué a satisfacer tal pedido por considerarlo lindante con un abuso liso y llano de los Derechos Humanos.
Nunca más vi al cientificista, muchas de las personas que yo imaginaba en esa lista tampoco volvieron a ser vistas por mi ni por las personas a las que les preguntaba sobre aquellas. Si aumentaron las muertes por accidente en la Av. Circunvalación no pude comprobarlo debido a que la Municipalidad de Rosario jamás accedió a entregar los datos de accidentología ocurrida en la Ciudad.