Dos noches llevo soñándola en forma involuntaria, la misma mujer aparece en forma insistente, forzando la trama del sueño para involucrarse dentro de éste, siempre de forma agradable. No conozco a la mujer fuera del sueño, es decir, deduzco que es una creación inconsciente puesto que su imagen y los recuerdos que consigo arrastrar conmigo del sueño al despertarme no se corresponden con los de ninguna de las mujeres que conozco. Podría intentar describirla: pelo corto, negro, 37 años, 1,70 mts. (+ o -), ojos negros, tez trigueña, piel suave, vestía un jean y una remera azul, casi celeste.
Apareció la primera noche como compañera de estudio, hablábamos en un recreo, era separada creo. Luego me acompañó en todas las disímiles facetas que fue tomando el sueño. En ese despertar no noté lo atraído que me había sentido por esa mujer que desconocía perfectamente, pero cuando en la madrugada siguiente concilié el sueño y atravesé nuevamente el onírico portal estaba ahí esperándome nuevamente. Algo me extrañó. No era normal, al menos en mí, soñar dos noches con una misma persona. Así que al verla tratando de disimular mezclándose con las otras figuras del sueño me acerqué a hablar con ella. La noche anterior no había reparado en la mirada cálida y la voz dulce, ambas características que me atraparon definitivamente. No pude retener los diálogos que mantuvimos en esa oportunidad pero si recuerdo que el sueño entero fue la conversación que mantuvimos. Horas enteras hablamos, cruzando las miradas como caricias, dejando profundos silencios extrañamente cómodos, hasta que un perro ladrando y la claridad del día me sacaron de su lado bruscamente. Intenté volver a tomar contacto con ella induciendo el sueño, pensándola, preguntando las otras figuras indefinidas que aparecen en mis sueños si la habían visto, pero ni siquiera su nombre conocía.
Apareció la primera noche como compañera de estudio, hablábamos en un recreo, era separada creo. Luego me acompañó en todas las disímiles facetas que fue tomando el sueño. En ese despertar no noté lo atraído que me había sentido por esa mujer que desconocía perfectamente, pero cuando en la madrugada siguiente concilié el sueño y atravesé nuevamente el onírico portal estaba ahí esperándome nuevamente. Algo me extrañó. No era normal, al menos en mí, soñar dos noches con una misma persona. Así que al verla tratando de disimular mezclándose con las otras figuras del sueño me acerqué a hablar con ella. La noche anterior no había reparado en la mirada cálida y la voz dulce, ambas características que me atraparon definitivamente. No pude retener los diálogos que mantuvimos en esa oportunidad pero si recuerdo que el sueño entero fue la conversación que mantuvimos. Horas enteras hablamos, cruzando las miradas como caricias, dejando profundos silencios extrañamente cómodos, hasta que un perro ladrando y la claridad del día me sacaron de su lado bruscamente. Intenté volver a tomar contacto con ella induciendo el sueño, pensándola, preguntando las otras figuras indefinidas que aparecen en mis sueños si la habían visto, pero ni siquiera su nombre conocía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario